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Labrador Retriever

Labrador Retriever

Esta raza de perros, según se dice la más popular del mundo en la actualidad, está especialmente indicada por los expertos, como una muy buena mascota, para aquellas personas que requieren un perro sociable, cariñoso y adaptable. También es recomendable para hogares con niños, ya que una de sus características es el ser un perro amigable y poco agresivo, teniendo los cuidados lógicos a estos efectos. No es un animal que pueda manejarse en espacios muy chicos, por lo tanto si no se cuenta con una superficie de vivienda aceptable para mascotas grandes, es preferible no pensar en un Labrador Retriever, a menos que se esté dispuesto a sacarlo a ejercitarse todos los días en un espacio mayor.

Su color de raza es negro, marrón o dorado. Son perros medianos o grandes. Les gusta el agua, ya que por historia evolutiva nacieron en Terranova, donde nadaban permanentemente en aguas heladas. No son perros especialmente guardianes, a menos que se los entrene, ya que su carácter sociable hace que les guste mucho la presencia humana. No sirven para estar solos durante un lapso de tiempo prolongado, ya que pueden generar situaciones de angustia, que somatizan presentando diversos síntomas, como lesiones en la piel.

Otra característica que comparten es la necesidad permanente de trasladar objetos de un lado a otro en su boca, a veces objetos pesados.

Es una raza de perros muy usada para trabajos especiales, como rastreador de drogas, para detectar sobrevivientes en casos de catástrofes y también como guías de ciegos. Para estos trabajos, requieren un entrenamiento especial, al que se adaptan fácilmente, ya que además son muy inteligentes.

Son en general muy sanos. Como son de contextura grande, habrá que cuidarlos de problemas en la cadera, sobretodo cuando envejecen. Pueden presentar afecciones en los oídos, pero como son tan expresivos, si se los atiende en tiempo, se recuperan bien.

Como mascotas nos brindan hermosos momentos: son perros muy cariñosos, demostrativos, traviesos sobretodo de cachorros, muy fieles. Toman como referencia una persona dentro de la familia y le hacen sentir lo importante que es esa persona para ellos. Son una excelente compañía. Pueden llegar a ser muy celosos.

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Gusanos de seda

Cuando recordamos nuestras mascotas, si es que las hemos tenido, casi siempre nos olvidamos de unos bichitos que animaron la infancia de casi todos nosotros en una u otra ocasión: los gusanos de seda.

De hecho, si lo pensamos bien, estos insectos, además de suponer una diversión, son una perfecta preparación y acercamiento para los niños a todo lo que implica ser responsable de un animal.

Recordemos el ciclo de estos gusanos asiáticos desde el punto de vista de la biología. En un principio, son huevos de entre 1 y 1,5 milímetros de largo. La incubación dura quince días, aunque se puede retrasar en climas fríos hasta la llegada de la primavera. Esta es una demostración más de lo sabia que es la naturaleza, pues los gusanos no nacen hasta que las hojas de morera son abundantes para su ingesta.

De hecho, el gusano de seda es considerado el animal que más come (en proporción, claro), eso sí, mientras es una larva, porque durante su etapa adulta no se alimenta.

En el momento de la eclosión, las larvas son de color gris y miden 3 milímetros. Su undécimo anillo –trompa de seda o hilera– es utilizado desde el primer momento para alejarse de los restos de huevo.

En un periodo de entorno a un mes, pasan por cinco fases de muda. Dentro del capullo mudarán dos veces más. La primera es a los seis días, cuando se suspenden en un hilo de seda para rasgar su piel y del que salen al cabo de un día. En cada metamorfosis, se van haciendo más grandes, hasta alcanzar los 8 centímetros de longitud y doce anillos completamente visibles.

Tras el mes de vida como orugas, buscan un lugar seco y aislado donde fabrican el capullo –que puede ser de diversos colores–. Lo hacen a partir de la transformación del almidón de las hojas de morera, que en su metabolismo se transforma en dextrina y produce el hilo de seda. El hilo que forma el capullo puede alcanzar los 1.500 metros, ocupándole apenas dos o tres días su fabricación. He ahí la crisálida. Formada ésta, se inicia la fase de pupa, que junto con el imago, son estadios intermedios en el interior del capullo hasta alcanzar la etapa adulta.

La llegada de la última etapa viene precedida por una secreción ácida que separa los hilos de seda, permitiendo salir a la mariposa. En este punto, vivirá entre tres y siete días. Este es el momento en el que se reproducen.

Si queremos hacer que los niños aprendan, recuperar los gusanos de seda es una excelente opción.

Apenas necesitaremos conseguir hojas de morera –las hay en muchos parques–, y una caja de zapatos que habrán de mantenerse relativamente limpia, con algunos agujeritos en la parte superior para que respiren.