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Cómo bañar a tu gato

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Siempre hemos creído que a los gatos no les agrada demasiado el agua, pero la verdad es que si familiarizas a tu gato desde pequeño con el baño, acabará gozando de él. Es importante que habitúes a tu mascota al agua antes del tercer mes de vida, ya que a partir de ese momento ya no estará en su etapa de socialización, por lo que dejará de estar abierto al adiestramiento. Esta actividad también ayuda a estrechar los vínculos entre amo y mascota, reforzándola con carantoñas, juegos y cepillado del pelaje.

Es interesante que sepas que hay gatos que no temen al agua para nada, les gusta juguetear con ella e incluso son llegan a remojarse solos, como es el caso de la raza Turco Van, denominada así por vivir en las orillas del lago Van en Turquía. Estos animales se alimentan de los peces que logran capturar en dicho lago mediante el mismo sistema que los jaguares.

A continuación hablaremos de los pasos a seguir para bañar a tu gato. Es fundamental disponer de al menos una hora, para así dedicar la cantidad de tiempo adecuado que nuestra apreciada mascota merece. Es aconsejable que le acariciemos y hablemos durante todo el proceso para que así este bien tranquilo y relajado. Recomendamos que en la medida de lo posible sea siempre la misma persona la que bañe al animal y que lo haga en un entorno sereno y relajado. Puedes bañarlo en cualquier sitio, ya sea pila o bañera, pero siempre con agua templada (a unos 30 grados), ya que son criaturas muy sensibles a la temperatura.

Procura prepararlo todo con antelación (jabón, toalla, cepillo, secador), teniendo en cuenta que siempre debemos usar un jabón exclusivo para gatos y nunca uno nuestro. Antes de meterlo en el agua es adecuado dejar el grifo un rato abierto para que nuestra mascota se habitúe al sonido y evitar así que se altere, puesto que son seres sensibles a los cambios bruscos. Debemos empezar humedeciendo al gato con calma, ya sea con una fina esponja o con nuestra mano, procurando que no le de el surtidor de agua de forma directa. Acuérdate de acariciar siempre suavemente a tu gatito mientras lo vas enjabonando. Masajéale unos 5 minutos para que le actúe bien en el pelo y en la piel. Seguidamente enjuagaremos con agua abundante a nuestra mascota, evitando así que quede cualquier resto de jabón, puesto que posteriormente podría ocasionarle molestias.

Es hora de secar a nuestro animalito. Debemos secarlo a consciencia, sobretodo en invierno, para que no coja un resfriado. Empezaremos quitando con la toalla el máximo de agua posible para pasarle luego el secador con aire caliente. Es importante que nunca uses el secador el primer día de baño de tu mascota, ya que el ruido le es muy molesto y no habrá manera de volver a bañarla una segunda vez. El sistema que deberemos seguir en los siguientes baños es usar un secador de sonido suave, encendiéndolo un rato antes para así acostumbrar al gato al ruido. Aconsejamos realizar fugaces aproximaciones para demostrarle al animal que no tiene nada que temer. A veces cuesta que nuestro gato acepte el secador, pero no debemos decaer en nuestro empeño y es aconsejable ser muy pacientes y persistentes.

Cuando acabemos de secarlo procederemos al cepillado de forma suave y tranquila para relajar a nuestro gatito. Con el tiempo nuestra mascota se habituará al baño y al secado y podremos disfrutar con ella de estos placenteros momentos.