¡Cuidado con los gatitos escondidos en el motor!

Ha llegado el otoño, se nota en las noches que refrescan y las madrugadas frías, especialmente en los sitios de mar en los que el rocío cubre de fría humedad el suelo y el capó de los coches.

Los que tenemos gatos en casa lo notamos de otra manera; el gato que antes nos rehuía como si fuéramos una estufa andante y dormía fresquito en el suelo o en el bidé, se acurruca mimoso por las noches buscando nuestro calorcito.

Como es natural, los gatos callejeros acusan el cambio de estación; pero no son tan afortunados de encontrar un humano calentito al que arrimarse por las noches cuando el frío azota en pleno invierno, caen chuzos de punta o al rocío de los coches lo sustituye la nieve, por eso buscan refugio en los lugares más insospechados; desgraciadamente, eso les puede costar la vida.

Uno de los lugares en los que suelen esconderse por las noches es en la rueda y en el motor. Es un error común pensar que cuando el dueño llega al coche, el gato escapa al escuchar el ruido de la puerta ya que la mayoría de las veces se esconde aún más, quedándose quieto.

No hace falta mucho frío para que se escondan, es algo habitual en las crías. Sin ir más lejos, hace apenas unos días, en la Playa de Nares (Murcia) una chica rescató a una gata que se escondía en el motor de un coche y se negaba a salir: si nadie se hubiese dado cuenta, al arrancar el dueño el coche el motor hubiera alcanzado una temperatura infernal y la gata hubiera muerto asfixiada, quemada o aplastada por un atropello.

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Si tienes gato y le dejas salir, intenta que no lo haga en días lluviosos, puede tener la desafortunada idea de refugiarse bajo un coche en vez de correr a casa y sufrir la misma suerte que los callejeros.

Revisa tu coche

Por eso es tan necesario que revises tu coche en época de cría y también en invierno, estación en la que hay que extremar las precauciones ya que si hace mucho frío los gatos pueden sufrir una hipotermia y no poder moverse para salir de ahí y si nieva mucho, la nieve puede aprisionarlos contra los bajos.

Sólo te va a llevar un par de minutos: antes de arrancarlo cerciórate de que no hay ningún gato escondido: toca fuerte el claxon, da pataditas a los bajos y levanta el capó. No arranques en seguida, dale un ratito mientras escuchas con atención. Con algo tan sencillo puedes salvar una vida.