Charla vespertina

+ Mírame bien. Ya que te permito vivir en mi territorio, obedéceme…

– ¡Ay, qué lindo! Si es que es precioso.

+ … Admira mis gestos, mi majestad, la maravillosa herencia que conservo de mis ancestros…

– Pero, pero… ¿tú has visto cómo se mueve? Si es elegantísimo… Parece de otro mundo.

+ Soy tu rey, tu dios, tu superior natural. Obedece mis órdenes sin rechistar… Hummm… ¡Dame un masaje!

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– ¡Ven aquí, preciosidad, que te dé un mimo!…

+ ¿Preciosidad? ¿Qué es eso de preciosidad? ¡Querrás decir majestad, monarca único, absoluto y vitalicio!

– ¿Quién es el rey de esta casa? ¿Quién? ¿Quiééééén?

+ ¿Cómo? ¿Todavía hay quien se lo pregunta?

– ¡¡Túúúúú!! Tú eres el rey de la casa, y del barrio… ¡Y del mundo!

+ Bueno, bueno… veo que lo vas entendiendo.

– Si es que me pasaría el día haciéndote caricias.

+ Oye, que también…

– ¡Ay! ¡Tu comida!

+ … Eso es.

– Mira, hoy además le he comprado una salsa especial…

+ No, si probarla, la voy a probar, pero como no me siente bien no esperes que me moleste en ir al baño para demostrártelo. Ahora, mientras ceno, límpiame el cuarto de aseo. Luego tienes permiso para cenar. Después, quiero otro rato de masaje ¡Vamos!

– ¡Cómo te cuido!, ¿eh? Tú sí que vives bien…

+ Haber nacido como yo.

– Bueno, ahora voy con mi cena…

+ De la que me comeré un quince por ciento.

– … Luego, llamo a mi novia…

+ Que lo es porque me trae regalos.

– … A ver un rato la tele y a dormir.

+ Siempre y cuando me cedas una parte calentita y mullida de tu cama, porque si no te voy a dar una noche como pocas has pasado.

(…)

+ Deja de mirarme con cara de tonto y duérmete, que mañana tienes que ir a trabajar para tener dinero y comprar todo lo que te exija… Estaba pensando en un collar de diamantes que he visto en una de tus revistas…

(…)

– ¿De dónde vendréis? Hay quien cree que del espacio exterior…

+ Sí, claro, como tú.

– Algunas culturas os consideran dioses.

+ ¡Y tú quejándote de que te salgo muy caro! Si ni siquiera has tenido que hacerme una ermita ni una estatua de oro.

– En fin, tenéis un misterio que supongo que os convierte en algo distinto…

+ Superior, quieres decir.

– Uf… Bueno, a descansar, que mañana va a ser un día largo. Hasta mañana, Micho.

– Miau.