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Los jerbos

Los jerbos son animales mamíferos pertenecientes a una subfamilia de roedores miomorfos. Provienen de la zona septentrional de África y Asia. Su hábitat más común es el desierto, de hecho, también se les ha denominado como ratas del desierto o ratas de arena. Entre los jerbos hay 40 especies diferentes que se distribuyen en 10 géneros, siendo el jerbo de Egipto el más común. En todo caso, en apariencia no se diferencian demasiado unas de otras.

Aunque se parecen a las ratas, se diferencian de ellas por sus patas, ya que tienen una forma similar a las del canguro y también las emplean para desplazarse saltando. De hecho, evolutivamente, ha conseguido desarrollar un complejo sistema de saltos que les permite huir de los depredadores. Las personas suelen encontrar sus movimientos muy atractivos y graciosos. Por otro lado, aunque son más grandes que los ratones, no alcanzan el tamaño de las ratas: miden en torno a 10 centímetros y no superan los 120 gramos de peso.

Por otro lado, han desarrollado un pelaje colorido que lo protege de las inclemencias desérticas, y unas extremidades que además de para saltar les permiten permanecer en pie, excavar, sentarse y deslizarse.

Los jerbos empezaron a usarse en la investigación en Estados Unidos en la década de los 50. Su integración en el laboratorio supuso un éxito por varios factores: su resistencia, lo fácil que es cuidarlos, su sociabilidad y sus curiosas características. Algunos aspectos en los que esto se manifiesta es, por ejemplo, en su alta tolerancia a la radioactividad (tienen una glándula abdominal que les protege), en que pueden vivir con muy poca agua y su tolerancia al calor es superior a la de la mayoría de los animales del desierto. Por otro lado, digieren muy bien el colesterol.

Por otro lado, son bastante inteligentes, por lo que en los estudios de psicología y comportamiento llegan a superar a las ratas. Por otro lado, han sido muy útiles en el tratamiento de problemas con niños con problemas emocionales.

Por similitud, suelen ser confundidos con los gerbillos, aunque en realidad pertenecen a familias muy distintas y lo único que tienen en común es que son roedores.

Aunque no existe una especie única a la que se le llame jerbo, éste nombre suele asociarse al jaculus jaculus, ya que es el más cotizado como mascota en el hemisferio occidental.

Permanecen activos durante el día y parte de la noche. Son animales sociales que viven en colonias. En conjunto, construyen túneles que miden entre 2 y 2,50 metros de longitud, teniendo por lo común varias entradas y diferentes niveles. Emplean las diferentes cámaras que construyen en éstos como almacén para el alimento y también para anidar.

En lo que respecta a su alimentación son vegetarianos. los alimentos más frecuentes son semillas, granos, raíces y plantas del entorno desértico.

Roedores domésticos

Los roedores, o rodentia, suponen el 42% de especies de mamíferos. Son una subclase –plancetarios– con más de dos mil especies diferentes. En general son pequeños y cuadrúpedos, pero han evolucionado en formas muy distintas dependiendo de sus condiciones de vida.

Sus incisivos suelen ser afilados por diferentes razones: para afilar la madera, alimentarse o defenderse de depredadores. Aunque muchos se alimentan de plantas y semillas, otros tantos tienen dietas variadas. Por otro lado, algunas especies se han considerado plagas, en la medida en que han afectado negativamente al hombre: se han comido sus semillas o extendido enfermedades, por ejemplo.

Analicemos los más comunes. A grandes rasgos, hay cinco grupos: el primero compuesto por ardillas, lirones y marmotas; el segundo, incluye castores, tuzas y ratas canguro; el tercero, ardillas voladoras africanas; el cuarto, abarca ratas y ratones; por último, está el grupo de los histricomorfos (incluye desde puercoespines, chinchillas a conejillos de Indias).

Los roedores domésticos, o especies hemerófilas, proporcionalmente son muy pocos, sin embargo, son las que conocemos mejor. Algunas especies de roedores no se pueden adaptar con facilidad a ser animales domésticos debido a su nocturnidad o indocilidad; otras, por ejemplo, necesitan vivir en manada o necesitan mucho espacio, por lo que su mantenimiento en el hogar es perjudicial.

No obstante, este tipo de mascota ha sido aceptada con mucho éxito debido a que suelen ser animales activos y divertidos, al tiempo que son fáciles de cuidar y económicos. Veámos cuáles se han hecho domésticos:

  • Cobayas: son hervíboras. Si los tenemos, necesitaremos una jaula tipo conejera, lo cual implica un poco más de espacio que un roedor medio. Son amaestrables y muy sensibles a las temperaturas.
  • Hamsters: existen muchos tipos. Son muy fáciles de cuidar.
  • Ratones: son animales muy resistentes y adaptables a cualquier condición.
  • Jerbos: han tenido mucho éxito como animal doméstico porque son muy juguetones y sociables.
  • Ratas: en contra de lo que puede parecer, se domestican muy bien. Necesitan una caja nido de madera, piedra o ladrillo y cosas que arañar. Hay que cuidar la higiene especialmente, desinfectando la jaula una vez al mes.
  • Degús: su gran ventaja como animal doméstico es que suelen tener hábitos diurnos y su longevidad (aunque su vida en cautiverio se suele ver reducida).
  • Chinchillas: uno de los roedores más longevos y pacíficos: rara vez te morderá.
  • Ardillas: siempre y cuando se les capture siendo aún jóvenes son muy domesticables. Pueden llegar a ser muy cariñosas.
  • Lirones: su fama de dormilones es cierta, por lo que con ellos podremos jugar un poco menos. Son omnívoros y su estado ideal es en pareja.