Uno de los mayores errores que cometemos con nuestros peludos es la forma de presentarlos a otros peludos. Esto se debe al desconocimiento que solemos tener de su forma de interactuar y las señales que emiten, y de nuestra propia inseguridad al no saber cómo se van a comportar.
Una de las formas más habituales de presentación y una de las peores es cogerlos en brazos y acercarles uno al otro… cara a cara… Según nuestra forma de pensar, nuestro animal se va a sentir protegido entre nuestros brazos y al acercarlos van a comprender que estamos presentándoles a un amigo…
Según la versión original de la película que se le ofrece a nuestro animal, sin los subtítulos absurdos que los humanos les ponemos, él se ve en una situación en la que está «prisionero» entre nuestros brazos mientras se le obliga a encarar a otro animal al que no conoce precisamente en un movimiento que para ellos significa invasión del espacio y posible ataque…
Las amistades «por obligación» no suelen gustarles
Por eso es muy normal que en esa situación se empiecen a gruñir o a bufar… y también es muy normal que el humano que está subtitulando una película que no entiende le regañe y crea que no se van a llevar bien…
… y es muy posible que no se lleven bien a partir de ese momento o que tarden en llevarse bien, pero porque su primer contacto ha sido forzado y sin dejarles interactuar libremente, ser unos perros o gatos que se tantean y que emiten multitud de señales que les indican si el otro está interesado en ser amigo o no.
Presentaciones con perros
La mejor manera de presentar a unos perros es hacerlo fuera del hogar ya que así ninguno estará invadiendo el territorio del otro, preferiblemente en un espacio de esparcimiento que no representará un lugar de juego y diversión.
Se les debe acercar con la correa puesta pero no tirante, para no transmitirles una señal de tensión que les haga pensar en que hay algún peligro, y dejarles acercarse a su ritmo, sin obligarles en ningún momento.
Señales de calma
Lo normal es que ellos mismos gestionen perfectamente la situación y den toda clase de señales de calma que le indiquen al otro perro que no tiene intención de atacar y que sólo siente curiosidad. Las orejas estarán relajadas, se acercarán de lado oliéndose los laterales y los genitales y moverán el rabo con tranquilidad.
Sin embargo, si alguno de los dos perros empieza a sacudir la cabeza, a echar las orejas para atrás, o a mostrar algún otro síntoma de nerviosismo lo mejor es llamarlo tranquilamente, alejarnos un poco para que se tranquilice y cambiar de táctica, paseando juntos pero a una cierta distancia para que se vayan familiarizando. También es importante llevar premios para que asocien la experiencia con algo bueno.